La Borricá, de Torrenueva

La Borricá, 1948

Existe una fiesta popular que se celebra el martes de carnaval “la Borrica” ó fiesta de ánimas, de carácter religioso-profano, en la que el cumplidor, el que saca la bandera, invita al pueblo al “puñao (frutos secos), buñuelos, flores y limoná”, y se concluye en la iglesia entregando al cura párroco la bandera y la recaudación obtenida.


Explicación de la fiesta (por Bernardino Espinar):
El origen de esta fiesta es incierto. Hay autores que lo sitúan en la dominación musulmana. Otros autores lo hacen en el retorno de los soldados de Flandes. No se conoce con certeza el origen de estas fiestas pero sí es segura la devoción a las benditas ánimas del Purgatorio.
Con certeza es sabido que en 1559 se fundó una Capellanía de ánimas del Purgatorio. En 1694 las autoridades eclesiásticas junto con los vecinos del pueblo fundan una Cofradía o Hermandad cuyo fin era hacer bien por las Benditas Ánimas del Purgatorio. Las fuentes históricas hablan de la tradición de salir los días de carnestolendas (carnaval) por las calles es anterior a la fundación de la Cofradía. Al parecer salían disfrazados por las calles, pedían limosna y hacían ofrecimiento público junto a la iglesia.
Desde el inicio de la Cofradía el domingo de carnestolendas por la tarde comenzaban los actos con el redoble de campanas. Al día siguiente se tenía misa cantada y sermón. Además ese día cada cofrade entregaba la limosna que pudiera. El martes salían las dos compañías de cofrades que se constituyeron a pedir limosna par las ánimas.


En la actualidad el contenido de la fiesta es el siguiente:


1) Nueve días antes del martes de carnaval, un vecino que haya recibido un favor tras implorar a las benditas ánimas acude a la casa del párroco para ratificar la promesa de sacar la bandera y recogerla.
2) Hay dos banderas grandes que tienen fondo negro y en su centro se adornan con una calavera y dos tibias cruzadas de color amarillo. Las de menor tamaño, o de bolsillo, llevan únicamente una cruz amarilla en el centro.
3) El vecino instala en su casa la bandera con lamparillas de cera. En esos nueve días su familia y las amistades más cercanas acuden a un novenario a favor de las ánimas.
4) Puede darse el caso de que en un año existan dos abanderados. En este caso cada uno lleva una de las banderas grandes a su casa. Si por el contrario no hay ninguno el pueblo entero es el que las saca tras un ofrecimiento popular.
5) El día de la Borricá es el martes de Carnaval. El abanderado coloca a las 8 de la mañana la bandera en el balcón (o ventana) de su casa. Allí ondea hasta poco antes de las 2 de la tarde cuando se lleva junto a la puerta principal de la Parroquia de Santiago el Mayor para el sermón y la bendición de la bandera. Al término y a caballo, el abanderado inicia un recorrido por las calles del pueblo. Le acompaña, también a caballo, un familiar que porta un bastón de mando. Cuando hay dos banderas, la principal, que es la primera que ha sido solicitada, va a recoger a la otra. También acompaña a la comitiva un cofrade tocando el tambor, junto a muchos otros jinetes a lomos de caballos y borricos.
6) Todos se dirigen a la ermita del Santo Cristo del Consuelo situada junto al antiguo cementerio. Después, al galope, se recorren todas las demás ermitas que existen en las calles de la localidad y al cercano santuario de la patrona, la Virgen de la Cabeza, a orillas del río Jabalón. Para descansar de vez en cuando paran en casa del abanderado para ser invitados junto a los vecinos o visitantes que lo deseen a limonada o refresco, frutos secos, galletas, rosquillos y buñuelos.
7) A la caída de la tarde tocan las campanas llamando al ofertorio y el abanderado junto con su familia besan la bandera y la entregan, junto con un donativo, en la casa del párroco, en presencia de las autoridades. Después se entregan el bastón y la segunda bandera. Por último los jinetes y también las demás personas que lo deseen entregan sus donativos.







1 comentario:

... dijo...

La Borricá de Torrenueva
publicado en Lanza el 24/02/09


[Lucio López Ramírez]


El Ayuntamiento de Torrenueva me ha enviado un precioso y preciado libro,: “La villa de Torrenueva en su Historia”, de Juan Jiménez Ballesta. El color miel de su portada y el de la portada gótica de su Iglesia Parroquial, nos muestran el estilo y el decoro de esta villa señorial, cuyo linaje e historia se acompaña de su escudo de armas, de sus banderas y de un pergamino. Todos estos símbolos nos hacen más atractivo este volumen.
Es este volumen un documento generoso tanto en contenidos como en fotografías e ilustraciones, que son el fiel reflejo de las épocas de labores y esfuerzos por los que fue pasando esta villa, pero también de sus sanas costumbres populares, sus ceremonias religiosas y sus días festivos, como la feria y la festividad más genuina y popular: “La Borricá” a la que ha dedicado 11 páginas con 5 fotografías de 1948 a 1970.
Recuerdo el “Martes de Carnaval”, como el título de una obra de un esperpento de Valle Inclán. Todos los chiquillos, mozos y algunos mayores de Castellar de Santiago y pueblos vecinos llegábamos a lomos de caballería, en carros, en bicicleta, en coches y en la camioneta “La Castellarense”, para asistir en Torrenueva a “La Borricá”. Dice Juan Jiménez Ballesta: “Acontecimientos sociales y religiosos dan lugar a una de las fiestas más sobresaliente y más arraigada entre los vecinos de esta villa manchega: “La Borricá”. El historiador nos habla del origen de esta fiesta tan original diciéndonos que se apunta a “que proviene de la época de la dominación sarracena en España”. Así se expresa Antonio Vista Muñoz en su obra: “Corta Historia de Costumbres Tradicionales que se hacen en dicha población”. Torrenueva, 1948. Otro autor quiere ver el origen cristiano y en la época de esplendor del rey Felipe II:”el 12 de febrero de de 1559 Pedro García Bermejo funda una capellanía de ánimas del purgatorio”, y agrega que “también pudiera unirse a su origen la Cofradía de la Vera Cruz puesto que la bandera de ánimas es en parte el adorno que tenía el paño de enterramiento de esta cofradía: una cruz y tres calaveras con huesos atravesados debajo”. Así se expresa José Antonio García López en su estudio: “Origen y fundación de Torrenueva, siglos XV y XVI”. También existe una tesis que indica: “dicha fiesta viene celebrándose desde el siglo XVIII a consecuencia de una epidemia acaecida en Torrenueva”.
Jiménez Ballesta ha consultado las fuentes más importantes para encontrar el origen y el sentimiento con que se ha celebrado “La Borricá”: Tomás López, Miñano, Madoz, las Relaciones Topográficas de Felipe II. También ha consultado las revistas donde están reflejadas las costumbres y fiestas populares: NARRIA (Estudio de Artes y Costumbres Populares), cuyo número 22 está dedicado a la provincia de Ciudad Real. También ha buscado en el Archivo General de Simancas en el Archivo Diocesano de Ciudad Real y en el Diocesano de Toledo. Dado que La Mancha y el Campo de Montiel estuvieron dentro del arzobispado de Toledo, dio lugar a que se encontraran aquí los documentos que iban a desvelar el origen y la celebración de esta fiesta tan singular.
Jiménez Ballesta señala: “La Borricá” aparece como una de las constituciones a que hace referencia la fundación de la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio”. La devoción a las Ánimas del Purgatorio siempre ha estado presente en las gentes de Torrenueva. Nuestro historiador saca a colación una cita que revela que a partir de 1694 “La Borricá” estuvo ligada con el carnaval: “…de mucho tiempo a esta parte en los días de carnestolendas…”
Jiménez Ballesta señala esta fecha significativa del carnaval de 1694, cuando se aprueban las Constituciones y Ordenanzas de la Cofradía y comienzan a salir los cofrades-soldados en dos compañías, lo cual le ha llevado al poeta popular a improvisar unos versos:
,Unos vestían de disfraz / y otros de gala venían. / Soldados, los de disfraz, / de gala, la compañía. / Soldados por Torrenueva, / luciendo su gallardía.
, Los lienzos de las fachadas, / relumbran con luz del día, / tornando la cal en oro / de claros que relucían, / que Torrenueva disfruta / con su alegre algarabía.
, Toda la tarde embriagada / en su alegre sinfonía / de cascos y campanillas / con su orquesta se ponía / a tocar sus instrumentos / de percusión y armonía.
Dice Jiménez Ballesta: “Previamente al martes de carnaval (9 días antes) el vecino que ha resultado beneficiado tras haberse acogido a un favor de las benditas ánimas del purgatorio y mediante promesa de sacar la “Bandera”, acude a casa del señor cura párroco para “ratificarla”. Esta “Bandera”, junto con otra de igual tamaño (algunos años hay dos abanderados), con otras, cerca de 200 de bolsillo. Las banderas grandes tienen fondo negro y en el centro se adornan de una calavera y dos tibias cruzadas de color amarillo. Las de bolsillo llevan una cruz amarilla en el centro.”
El abanderado se lleva a su casa la bandera y la honra los nueve días con luces de lamparillas, como en el cementerio y en la iglesia. La familia y amistades acuden al novenario a favor de las ánimas. Los vecinos hacen la promesa todos los años de sacar la bandera, como algo genuino de la fe de este pueblo.
El martes de carnaval, día de “La Borricá”, el abanderado coloca la bandera en el balcón o ventana de su casa a las 8.00 horas. Aquí ondea hasta las dos de la tarde. A esta hora se da la bendición en la hermosa y espaciosa plaza de Torrenueva, frente a la Iglesia Parroquial, una de las más bellas del Campo de Montiel, con su fachada de traza gótica como una rosa.
Informa Jiménez Ballesta: “El abanderado recoge la bandera (tras la bendición) y, portándola en su mano, subido en su hermoso corcel, inicia la temeraria y atractiva cabalgada. Un familiar, también montado a caballo y portando un bastón de mando, va detrás del abanderado… Formando un cortejo con los muchos jinetes que le acompañan, todos se dirigen a la ermita del Santo Cristo de los Remedios. Un cofrade va en la comitiva tocando el tambor”.
,Llegaba dulce el crepúsculo / y el aire se estremecía, / al son de las herraduras, / y la noche recogía / un desfile de muleros / que abría la caballería.
, Que son bridones los burros / con arreos de platería, / y los caballos, Pegasos, /que el viento alas les ponía. / Resuena por todo el pueblo / una alegre batería.
,Las mozas de Torrenueva /salen de la celosía, / y se muestran tan lozanas / a la luz del claro día, / cuando el sol derrama el oro / en balcones de alegría.
,La borricá en Torrenueva / se hace luz de Eucaristía. / La bandera se levanta / y una dulce alegoría / llena las almas de Fe / con su Santa Cofradía.
Los jinetes espolean a los caballos y va marchando al galope la caballería por las calles de Torrenueva, visitando cada una de las ermitas que existen hoy en la localidad. Para descansar del continuo recorrido por las calles recoletas de Torrenueva, se para la cabalgada en la casa del abanderado, siendo invitados los numerosos jinetes y todos los paisanos del pueblo en la casa del abanderado. Todo un manjar para saborear la tarde: “Limonada”, refrescos, “puñados” de frutos secos, galletas, rosquillas y los “clásicos buñuelos”, los que llaman en Sevilla “tejeringos” o “calentitos”. Como dice Jiménez Ballesta: “no sólo a los lugareños, sino todas las personas que acuden a Torrenueva reciben el convite en este día tan mágico”. Día mágico en una villa que se enciende de colores y arreboles en una tarde tornasolada que hemos gozado de jóvenes